Un producto al que le atribuyen usos energizantes y cicatrizantes.
Ese producto que ha estado en los hogares colombianos durante décadas, sigue teniendo mucho por ofrecer. La sabiduría popular le atribuye usos energizantes y cicatrizantes. Con métodos científicos modernos, investigadores de Los Andes se han encargado de verificarlos para inyectarle valor agregado al producto del que dependen unas 350 mil familias en el país.
Encontrarle a la panela usos diferentes al tradicional de edulcorante es uno de los objetivos del trabajo de los profesores Carolina Muñoz y Juan Carlos Cruz, del Departamento de Ingeniería Biomédica.
En esa búsqueda han hallado varias formas de aportar para darle mayor valor agregado a la industria panelera e imprimirle nuevos aires a ese producto, que en el imaginario colombiano sufre la connotación de ser un “producto para pobres”.
En la estrategia de ordenamiento de la producción agropecuaria, pesquera y acuícola del Ministerio de Agricultura, la caña panelera fue uno de los once productos priorizados durante 2019, junto con otros como el cacao, el aguacate hass, el algodón y el arroz.
Y de acuerdo con Fedepanela, que agrupa a los productores de panela en el país, esta industria aporta el 3% del PIB agrícola del país. Según la Revista Dinero, el año pasado se produjeron en Colombia más de un millón de toneladas de panela en las 70 mil unidades dedicadas a su producción. Por eso, después del café, es la segunda industria agrícola en importancia social.
De hecho, parte de la pertinencia de desmitificar y generar valor alrededor de su consumo pasa por el refuerzo de ese impacto social y rural de su producción. Para esto, los investigadores uniandinos vienen trabajando con la comunidad panelera para evidenciar el potencial exportador de la panela y las necesidades de mejora en el proceso de fabricación.
Se trata de una serie de proyectos multidisciplinarios para el fortalecimiento regional de capacidades con el que se espera, por un lado, alcanzar los estándares europeos para exportar la panela, y por el otro, fortalecer en los productores la adherencia al campo. En estos participan, además del equipo de biomédicos, la corporación Agrosavia y otros grupos de investigación quienes, financiados por el Minciencias, buscarán abrir estas posibilidades de aprovechamiento de la caña panelera y sus subproductos:
Tópico regenerativo y cicatrizante
Oswaldo Martínez le curó una herida a una perrita callejera a punta de panela. Lo cuenta sin mucha sorpresa porque hace parte del conocimiento popular en Colombia. “Ralladura de panela”, asevera la investigadora Muñoz, quien tras la investigación está muy cerca de avalar esa tradición “de las abuelas” porque en procesos científicos han encontrado propiedades regenerativas y cicatrizantes de la caña y sus subproductos.
Trabajando con los extractos de la caña también hallaron propiedades antioxidantes y antibacterianas. Y las hallaron principalmente en el jugo, tal vez porque es donde están los extractos de la caña puros, dado que “no se ha procesado, no se ha calentado ni se ha sometido a procesos de evaporación” que se requieren para obtener la miel de caña o la panela, explican los investigadores.
Con estos hallazgos, el grupo de investigación se plantea desarrollar aplicaciones farmacológicas, como una crema que concentre esas cualidades de la panela rallada. La misma que usó Oswaldo para curar a la perrita, pero concentrada y fácil de usar.
Lo están haciendo posible en conjunto con Agrosavia y gracias al apoyo de investigadores de la Universidad Autónoma de Barcelona y el Centro de Metabolómica (MetCore) de la Universidad de los Andes, donde llevan a cabo el estudio de las proteínas presentes en la caña panelera.
Alimento funcional
El propósito de este estudio, en el que también participan investigadores del Departamento de Ingeniería Química y de Alimentos de Uniandes, es aprovechar el potencial farmacológico que han encontrado en la panela para hacer alimentos funcionales, es decir, que aporten algo más que lo convencional. En este caso, algunas de las propiedades antioxidantes, por ejemplo, servirían para ofrecer la panela con un valor agregado adicional en mercados internacionales, lo que seguramente implicará una mayor conciencia para los productores locales en el proceso de producción y en las condiciones de calidad que permitan alcanzar los estándares de comercialización y exportación.
Tratamiento neurológico
La capacidad antioxidante de los derivados de la caña puede tener impacto en el tratamiento de enfermedades neurodegenerativas, como el párkinson, cuya aparición está relacionada con la producción de radicales libres, moléculas muy reactivas que se forman en procesos celulares y por exposición a factores ambientales. En conjunto con investigadores del Departamento de Ingeniería Eléctrica y Electrónica e Ingeniería Química y de Alimentos de Los Andes, así como los colegas de Nutrición y Bioquímica de la Pontificia Universidad Javeriana, los investigadores han evidenciado que “la panela parece neutralizar estos radicales libres y no permite que reaccionen con el ADN y alteren negativamente los procesos celulares, en particular aquellos relacionados con la producción de energía en las mitocondrias”.
Videojuego con sentido social
Parte del trabajo para fortalecer las capacidades regionales de las comunidades paneleras incluye el desarrollo de un videojuego con el que los niños campesinos aprenderán sobre ciencias a partir de la panela, un producto que conocen de cerca. Lo están desarrollando el profesor Mario Linares y su equipo del Departamento de Ingeniería de Sistemas y Computación.
Descubre los proyectos alimentados con innovación de los profesores e investigadores de la Facultad de Ingeniería en la nueva edición de Revista CONTACTO. Léela la versión digital en el siguiente enlace.