Un equipo de estudiantes y profesores de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de los Andes presentó a Aura, su humanoide, durante la primera International Humanoid Olympiad en Atenas, Grecia, en una nueva página para la historia de la robótica colombiana.
El evento, que se llevó a cabo entre el 29 de agosto al 2 de septiembre de 2025, buscó fusionar la herencia olímpica con los avances más recientes en robótica física e inteligencia artificial.
Durante el encuentro, que se realizó de manera presencial y virtual, los espectadores tuvieron la oportunidad de presenciar una gran variedad de actividades entre demostraciones interactivas, talleres, charlas especializadas y competiciones inspiradas en pruebas olímpicas clásicas como carreras, salto de longitud o lanzamiento de jabalina, adaptadas para robots humanoides.
También hubo espacios abiertos para que el público interactuara con los robots y comprendiera cómo funcionan en términos de movimiento, percepción y autonomía.
De acuerdo con sus organizadores, la empresa de inteligencia robótica Acumino, en colaboración con Endeavor Grecia, el propósito de esta olimpiada iba más allá del espectáculo. Tenía como meta mostrar los límites actuales de los robots humanoides, identificar desafíos técnicos en movilidad, coordinación y manipulación, así como explorar cómo estas máquinas pueden colaborar con los seres humanos. Además, generó un espacio de reflexión sobre la ética y el diseño de sistemas físicos inteligentes, especialmente en escenarios cotidianos que demandan robustez, adaptabilidad y responsabilidad.
En el marco de este encuentro, la presencia de Aura tuvo el propósito de mostrar los avances que hasta el momento ha alcanzado la humanoide, especialmente en el fortalecimiento de sus brazos, lo que ha requerido trabajar en temas de hidráulica/electromecánica, diseño de efector final y control y precisión para que la robot pudiera construir con bloques. Una tarea de ensamblaje que prueban manipulación fina, estabilidad, coordinación espaciotemporal y fuerza modulada.
Pero, el equipo de desarrollo de Aura no se conformó con lo mecánico: la programación por imitación fue otro de los procesos que la humanoide exhibió con avances. Esto implica que la robot pueda observar (o recibir datos de) movimientos humanos, interpretarlos, y replicarlos con cierta fidelidad, lo que abre puertas para tareas colaborativas, aprendizaje supervisado y adaptación.
Todos estos progresos han sido posibles gracias al trabajo coordinado entre profesores y estudiantes de la Facultad de Ingeniería. Los docentes aportaron la base teórica, metodológica y de supervisión, mientras los estudiantes han implementado, experimentación, corrección de errores, diseño iterativo y el espíritu práctico necesario para que un robot como Aura no quede en la idea, sino que funcione en el mundo real. Esa combinación de experiencia, frescura, creatividad técnica y disciplina es lo que marca la diferencia.
Para la Facultad de Ingeniería la participación virtual de Aura durante el certamen no solo fue un escaparate tecnológico, sino también institucional. Poner a humanoide ante jurados, pares académicos, otros equipos de robótica de universidades de distintos países demuestra el nivel de la universidad, su capacidad de innovación y su compromiso con la formación de talento que no solo entiende teoría, sino que sabe construir, experimentar y competir.
Esa visibilidad internacional fortalece redes, posibilita colaboraciones, expande posibilidades de financiamiento y eleva el nombre del país en la robótica.
Este tipo de eventos acelera lo que los expertos llaman physical AI —la integración de inteligencia artificial con capacidades físicas reales, al poner a prueba robots en tareas que requieren no solo algoritmos, sino coordinación motriz, percepción y adaptabilidad del entorno.
Además, sirve para medir el estado del arte, aprender de otros participantes, detectar qué retos quedan por resolver, qué mejoras se necesitan, y ver hacia dónde va la frontera tecnológica. En un contexto más amplio, sirve para impulsar innovación, inspirar nuevas generaciones, consolidar colaboraciones internacionales y orientar políticas sobre regulación, seguridad y uso responsable de la robótica humanoide.
En resumen, la participación de Aura en la 1st International Humanoid Olympiad en Atenas evidencia que la Facultad de Ingeniería de los Andes no solamente está produciendo tecnología de vanguardia, sino también formando personas capaces de innovar. Con avances en manipulación de objetos (construcción con bloques), programación por imitación, ampliación del espacio operacional, y un fuerte trabajo en equipo, la universidad envía el mensaje de que la robótica latinoamericana tiene mucho que aportar y competir en escenarios globales. Aura es un ejemplo vivo de lo que puede lograrse cuando se conjugan talento, infraestructura, visión académica y ganas de hacer.
Autora: María Angélica Huérfano