Andrea Riaño es la primera egresada del Doctorado en Ingeniería con doble titulación de Carnegie Mellon University en Estados Unidos.
En 2007, Andrea Riaño Escandón ingresó a la Universidad de los Andes a estudiar ingeniería civil. Desde ese año ha estado vinculada a la Universidad en diferentes proyectos asesorados por Juan Carlos Reyes, profesor asociado del Departamento de Ingeniería Civil y Ambiental. Hoy, 12 años después, Andrea ha culminado sus estudios de Doctorado en Los Andes en cotutela con Carnegie Mellon University (Pittsburgh, Estados Unidos), convirtiéndose en la primera egresada del programa en obtener el título en ambas universidades.
Andrea es una investigadora apasionada por la Ingeniería sísmica. Su trabajo doctoral, si bien fue realizado gran parte en Estados Unidos, tiene como protagonista a Bogotá. De la mano del profesor Reyes en Los Andes y de Jacobo Bielak -co-asesor y profesor emérito de Carnegie Mellon University- y con el apoyo de Luis Eduardo Yamín, profesor asociado de la Universidad de los Andes y de los profesores Ricardo Taborda, Decano del Departamento de Ingeniería de la Universidad EAFIT en Medellín y Doriam Restrepo, profesor de esta misma universidad, Andrea realizó como investigación doctoral una integración de simulaciones 3D de terremotos a gran escala en la evaluación del riesgo sísmico de la capital colombiana.
Bogotá se encuentra ubicada principalmente sobre un depósito de suelo lacustre en una meseta rodeada por la cordillera oriental de los Andes colombianos. Esta área urbana densamente poblada está expuesta a un riesgo sísmico significativo de los sistemas de fallas locales y regionales. Además, la amplificación potencial del movimiento del suelo durante los terremotos debido a la presencia de depósitos de suelo blando, junto con los efectos de la topografía de la superficie y del subsuelo, puede influir fuertemente en el peligro sísmico y, en consecuencia, el riesgo sísmico para la ciudad.
El trabajo de la investigadora tuvo como objetivo desarrollar un marco basado en la física para generar registros terrestres sintéticos que puedan ayudar a comprender mejor la respuesta sísmica de la cuenca y otros efectos de amplificación durante un fuerte terremoto en la región, e incorporar estos efectos en la estimación del riesgo sísmico.
Con este fin, se realizó primero un conjunto de simulaciones en Hercules -el simulador de propagación de ondas sísmicas desarrollado por Quake Group en Carnegie Mellon University- para identificar los impactos de escenarios hipotéticos de terremotos fuertes.
Luego, los resultados de estas simulaciones se integraron con la información de exposición y vulnerabilidad desarrollada previamente para las edificaciones de la ciudad para evaluar el riesgo sísmico en la región bajo diferentes condiciones de análisis.
Con esta investigación, se lograron tener insumos para realizar análisis detallados de sensibilidad que ayuden a identificar los aspectos críticos que deben considerarse en el futuro para mejorar la evaluación del riesgo sísmico de la infraestructura.
Una aventura en Francia en medio de una pandemia
La investigación continúa. En un año atípico por la pandemia, Andrea lo vive trabajando como investigadora posdoctoral en el Laboratorio MSSMAT de CentraleSupélec en París (Francia) para un amigo de la casa: el profesor e investigador -también uniandino- Fernando López Caballero.
Desde allí, se encuentra realizando dos investigaciones: por un lado, el estudio de las diferencias entre las aproximaciones de respuesta sísmicas desarrolladas con modelos unidimensionales con las respuestas de modelos tridimensionales de propagación de ondas sísmicas; y, por otro lado, un análisis de caracterización de las propiedades del suelo para interpretación sísmica a través de simulaciones.
Haciendo retrospectiva de lo que significó su paso por Los Andes, Andrea menciona que “una de las principales fortalezas de la Universidad y de haber trabajado con el profesor Reyes es que durante el pregrado y la maestría te enseñan muy bien cómo debe hacerse una investigación, algo que fue clave para mis estudios de doctorado. Asimismo, creo que los uniandinos, tenemos bases muy fuertes en diferentes lenguajes de programación, lo cual es una gran ventaja a la hora de hacer investigación en universidades extranjeras”.
Lo que viene para Andrea, una vez culmine su paso por Francia, es seguir disfrutando de su pasión insaciable por investigar. El siguiente destino no lo tiene claro. Puede ser continuar en Francia, regresar a Colombia o aplicar a otros países como Estados Unidos. “Una característica importante de trabajar como investigadora postdoctoral en Europa o Estados Unidos es la posibilidad de realizar investigación para la industria. Con ello se desmitifica esa afirmación que dice que las personas que estudian un doctorado solo pueden dedicarse a la docencia. Eso es algo que me gustaría seguir explorando”, concluye la ingeniera uniandina.