Con profunda tristeza, la Facultad de Ingeniería de la Universidad de los Andes lamenta el fallecimiento del ingeniero y profesor Carlos Angulo Galvis, exrector de nuestra universidad y figura clave en la transformación académica de la institución. Su legado perdurará en cada rincón del campus, en las aulas, laboratorios y sobre todo en el impulso que dio a la formación avanzada de nuestros profesores.
Carlos Angulo, docente de la Facultad de Ingeniería por 34 años y rector de la institución entre 1997 y 2011 fue un visionario. Junto a José Rafael Toro, profesor emérito, también de esta facultad, lideraron una renovación profunda dentro de la institución orientada al fortalecimiento de la excelencia académica y la investigación.
Ambos comprendieron que, para construir una universidad de talla mundial, era necesario contar con un cuerpo profesoral altamente calificado, con formación doctoral en las mejores universidades del mundo.
De esta convicción nació el Programa de Desarrollo Profesoral, uno de los mayores legados de Carlos Angulo. Gracias a este programa, decenas de profesores de la Facultad de Ingeniería y de otras facultades pudieron realizar sus estudios doctorales en el exterior, ampliando las fronteras del conocimiento y contribuyendo a consolidar la cultura académica que hoy caracteriza a nuestra universidad.
La visión estratégica de Carlos Angulo sentó las bases para que la Universidad de los Andes ingresara a las grandes ligas del QS World University Rankings. Su apuesta decidida por la calidad profesoral y por una investigación rigurosa y pertinente ha tenido impactos profundos y duraderos en los procesos de internacionalización, acreditación y reconocimiento global de la institución.
Por estos y otros aportes, la Universidad de los Andes le otorgó en 2023 la Medalla de Oro, máximo reconocimiento institucional, en el marco de la celebración de los 75 años de la Universidad y el centenario del natalicio de su fundador, Mario Laserna Pinzón.
Más allá de sus cargos y logros institucionales, quienes lo conocieron destacan su compromiso inquebrantable con la formación de nuevas generaciones, su generosidad como maestro y su capacidad para inspirar a otros a soñar en grande y construir con rigor. Fue un ingeniero con alma de educador, y un líder con vocación de servicio. Hoy despedimos a un gran maestro, colega y amigo.
La Universidad de los Andes, y especialmente la Facultad de Ingeniería, le deben buena parte de lo que hoy somos. Su legado vive en nuestros profesores, en nuestros estudiantes y en cada transformación que tuvo como punto de partida su visión. Paz en su tumba.