La inteligencia artificial, la analítica de datos y la automatización ya no son ideas del futuro: son la nueva realidad que está transformando profundamente el mercado laboral.
Según el Foro Económico Mundial, se espera que para 2030 más del 20% de los empleos actuales evolucionen significativamente debido a estas tecnologías emergentes. Este cambio no solo implica la desaparición de ciertos roles, sino también la creación de nuevas oportunidades laborales que requieren habilidades diferentes y adaptabilidad constante.
Este fue el tema central del primer "Foro IA: conectando con el futuro, nuevas dinámicas del mundo laboral" realizado por la Facultad de Ingeniería de la Universidad de los Andes, con el apoyo de sus posgrados virtuales: MIAD (Maestría en Inteligencia Analítica de Datos), MISO (Maestría en Ingeniería de Software), MAIT (Maestría en Gerencia de Tecnologías de Información), MGI (Maestría en Gerencia de la Ingeniería), MAIA (Maestría en Inteligencia Artificial) y MISE (Maestría en Innovación de Sistemas Energéticos).
El evento, que se realizó el pasado 18 de junio en el Auditorio Mario Laserna de la Universidad de los Andes, contó con la participación de expertos y líderes de diversas industrias, entre estos: Alberto Indacochea, director de Inteligencia Artificial en IBM Latinoamérica; Mónica Rodríguez Guevara, líder Centro de Excelencia de Analítica, Inteligencia Artificial y Gobierno de la información en Bancolombia; Rubén Darío Vargas, gerente de Datos & Analítica en Nequi y Jaimir Gurrero, Head of Operations de TribuCorp.
El encuentro fue instalado por Rubby Casallas, decana de la Facultad de Ingeniería, quien señaló que frente a las transformaciones que trae la Inteligencia Artificial, la academia tiene un doble desafío. “Por un lado, debemos acompañar a nuestros profesores y administrativos en la adaptación de sus roles a esta nueva realidad, y por otro, formar profesionales capaces de responder a las necesidades cambiantes del mercado. Esto exige rediseñar nuestros currículos, transformar las formas de enseñar y, sobre todo, repensar cómo evaluamos el aprendizaje de nuestros estudiantes”, sostuvo.
La decana habló sobre el nuevo proyecto que se viene desarrollando al interior de la Facultad y que busca integrar la IA generativa de manera ética y responsable en los procesos educativos.
La iniciativa, denominada ´Inteligencia Artificial Aumentada´, está explorando cómo combinar las capacidades predictivas de la IA con la intuición, creatividad y juicio humano, mediante el desarrollo de asistentes inteligentes, herramientas personalizadas de aprendizaje y nuevas metodologías de enseñanza adaptativas.”
“Nuestro compromiso es claro: queremos formar profesionales que no solo dominen la tecnología, sino que también sepan usarla con criterio y responsabilidad. Por eso, fomentamos el desarrollo de habilidades que aún son profundamente humanas, como el pensamiento crítico, la resolución de problemas complejos, la creatividad y el trabajo interdisciplinario. La IA no reemplaza al ser humano; lo potencia. Pero al final, la responsabilidad siempre será nuestra, sostuvo.
La conferencia magistral estuvo a cargo de Alberto Indacochea quien aclaró que, aunque la inteligencia artificial está generando una disrupción sin precedentes en el mundo laboral, la herramienta está diseñadas para reemplazar algunas tareas básicas, especialmente las que no quieren hacer los humanos.
“Ahora, si los trabajos están compuestos al cien por ciento de tareas básicas son potencialmente reemplazables, pero eso no sucede con todos los trabajos. Lo que tenemos que analizar qué tareas hará más fácil la inteligencia artificial y qué nuevas tareas vamos a hacer los humanos”, sostuvo el experto.
Añadió que el gran reto hoy no es solo técnico, sino de comprensión. Por lo que es necesario fomentar su alfabetismo, especialmente entre quienes no son expertos en tecnología.
“Estamos viviendo un momento de ‘destrucción creativa’, donde la IA está revolucionando industrias enteras al igual que lo hicieron la electricidad o la informática en su momento. Esta transformación viene acompañada de retos inmensos, desde el consumo energético hasta la velocidad de adopción. Pero soy optimista: la humanidad se ha adaptado antes, y lo hará de nuevo. La clave está en usar la IA para potenciar nuestras capacidades, no para reemplazarnos.”
Sostuvo que la inteligencia artificial —ya sea generativa, machine learning o deep learning— ha pasado de ser una promesa tecnológica para convertirse en parte integral de nuestras vidas. “Por eso, más allá de usarla, necesitamos entenderla: comprender sus raíces, lo que puede hacer, sus riesgos y cómo gestionarlos. No se trata de temerle a la tecnología, sino de equilibrar sus beneficios con un uso ético y responsable que potencie lo mejor del ser humano.”
“Estamos justo en el pico de expectativas con los agentes de inteligencia artificial. Todo el mundo quiere tenerlos, pero aún enfrentamos grandes retos para escalarlos, gobernarlos y darles autonomía sin comprometer la seguridad. Como toda tecnología, la IA generativa pasará por su ‘pozo de la desilusión’ antes de consolidarse. Pero cuando logremos integrar datos, procesos y ética de manera efectiva, estos agentes transformarán industrias enteras. Lo importante es alfabetizarnos en estos temas, porque la tecnología no espera, y nosotros debemos estar listos para decidir con criterio y liderazgo.”
Lo más importante será, de acuerdo con el experto, no perder el control de la herramienta teniendo en cuenta que la IA opera por inferencia basada en probabilidades, no mediante certezas absolutas. Por ello, “no todo lo que nos responde es cierto, por esta razón el humano siempre debe estar en el centro de las decisiones. ¿Queremos que las decisiones difíciles de la humanidad las tome el ser humano o la IA?, este es justamente el centro de la discusión ética y de cómo la humanidad delegará esta tecnología en ámbitos como defensa, justicia y educación”, enfatizó.
El experto concluyó su intervención señalando que los verdaderos riesgos de la IA no están en la tecnología, sino en quién la controla, para qué se usa y bajo qué valores, pues solo asegurando que el ser humano permanezca en el centro podremos aprovechar sus beneficios sin perder el control ni la integridad ética.
Por su parte, Rubén Darío Vargas, explicó como la inteligencia artificial le permitió a su compañía duplicar sus ofertas de crédito, gracia al entendimiento sobre sus clientes y el crecimiento de confianza entre unos y otros.
“Gracias a la IA hemos automatizado más del 50% de nuestras interacciones en chat a través de las líneas de servicio al cliente. Aunque en estos procesos hay riesgos latentes en temas de fuga de información, ciberseguridad, pero más allá de esto el gran reto es canalizar toda esta nueva tecnología para entender y satisfacer los requerimientos del negocio y de los usuarios”, resaltó.
Mónica Rodríguez resaltó que entre otros de los desafíos de la adopción de esta tecnología está en el manejo de los datos. Cómo se traen, cómo se mantienen actualizados, cómo se hace su retroalimentación, cómo se gestiona el error y entre lo más importante, cómo se protegen.
“Lo que nos permite tener un control sobre todo esto es contar con equipos de seguridad, de riegos y de cumplimientos muy poderosos que nos entreguen metodologías y lineamientos para evaluar. Al final, lo que deberíamos buscar es que no sea el miedo el que tome la decisión de si llevamos o no el modelo hacia adelante, sino los datos. La clave está en cómo medimos esos posibles riesgos, cómo los entendemos, qué tan probables son y cómo se podrían materializar. De esta manera tomamos decisiones basadas en datos”, dijo.
Jaime Guerrero, centró su charla en la importancia de mantener el control sobre estas nuevas tecnologías para potenciar las capacidades humanas y hacer que esas nuevas tecnologías generen mejores profesionales, mejores trabajos, mayor productividad, todo en beneficio de las personas.
“Debemos visionar el futuro, desarrollar nuevas soluciones, resolver rápidamente problemas que nos aquejan, problemas de sostenibilidad, de medioambiente, de pobreza, de democratización de la tecnología. Tenemos que pensar en una humanización de la tecnología que debe actuar como un complemento para hacernos mejores profesionales”, concluyó.
Al cierre del evento, los directores de las maestrías virtuales sostuvieron un panel sobre los retos, oportunidades y habilidades que se requieren para enfrentar un mundo laboral guiado por la innovación y la tecnología.
Para Óscar Álvarez, profesor del Departamento de Ingeniería Química y de Alimentos y director de la Maestría en Gerencia de la Ingeniería, MGI, queda una pregunta adicional y es cuál es el papel de la academia en toda esta transformación.
“¿Cómo comenzamos a integrarla en nuestros espacios de aprendizaje y formación para que los futuros ingenieros puedan desarrollarla y sean líderes en este campo?, ese es uno de los grandes desafíos”, recalcó.
Autora: María Angélica Huérfano