¿Te imaginas vivir dos semanas como si ya fueras universitario? Eso fue precisamente lo que experimentaron cerca de 100 estudiantes de bachillerato de diferentes regiones del país entre el 1 y el 11 de julio de 2025, durante la Escuela de Verano para Jóvenes de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de los Andes.
Este programa les permitió explorar sus pasiones, vivir la experiencia universitaria desde adentro y, además, adelantar créditos académicos que podrán homologar en caso de estudiar más adelante en esta institución.
Durante estas dos semanas, los participantes no solo conocieron la vida universitaria, sino que se enfrentaron a desafíos reales que viven los ingenieros y las ingenieras en su día a día. A través de clases, talleres y actividades prácticas, los estudiantes reflexionaron sobre su futuro profesional mientras se sumergían en proyectos que combinan creatividad, ciencia, tecnología y propósito social.
Uno de los momentos más impactantes del programa fue el trabajo en los laboratorios de la Facultad de Ingeniería, donde los jóvenes descubrieron que la ingeniería va mucho más allá de lo que imaginaban. Vivieron la ingeniería como una herramienta para transformar el mundo: diseñaron y construyeron estructuras antisísmicas, crearon cosméticos, desarrollaron un dedo robótico y fabricaron prótesis para personas con discapacidad.
Además, enfrentaron retos relacionados con el tratamiento de agua, la ciberseguridad, la programación, la generación de energía y la inteligencia artificial, entre otros. También exploraron mundos virtuales, interactuaron con robots y pusieron a prueba su ingenio con experiencias inmersivas en realidad virtual. Cada actividad fue una puerta abierta a nuevas posibilidades y una chispa que encendió la curiosidad por aprender más.
La Escuela de Verano no solo les permitió a los estudiantes conocer las distintas áreas de la ingeniería, sino también conectarse con otros jóvenes igual de apasionados y compartir con profesores, mentores y estudiantes de la Universidad de los Andes. Fue una oportunidad para construir comunidad, hacer nuevas amistades y comenzar a soñar en grande.
Más que un curso de verano, esta experiencia fue una invitación a imaginarse como futuros ingenieros e ingenieras comprometidos con los grandes retos del país y del mundo. Porque cuando se vive la ingeniería desde ya, se descubre todo lo que uno puede llegar a ser.
Autora: María Angélica Huérfano