Julieth llegó a la Universidad de los Andes cuando aún no cumplía su mayoría de edad, entró como aprendiz para el laboratorio de Ingeniería Civil en el año 2000. Dice que entró por esas casualidades de la vida porque, pese a que en su momento no estaban buscando su perfil, tuvo la fortuna de ser entrevista por el profesor Bernardo Caicedo, quien vio en ella un alto potencial y se convirtió en uno de los grandes mentores de su carrera profesional, que hoy es digna de admirar.
Y es que no es poco. En estos 23 años al interior de la institución, y luego de graduarse como técnica profesional en automatización del SENA, Julieth logró hacer su pregrado en Ingeniería Electrónica, una especialización en automatización y una maestría en Ingeniería Electrónica. Fue aprendiz, auxiliar y profesional de laboratorio y hoy es ingeniera de instrumentación del Laboratorio de Modelos Geotécnicos del Departamento de Ingeniería Civil y hace parte del Grupo de Investigación en Geomateriales y Sistemas de Infraestructura (GeoSI).
Julieth, como ella lo señala, llegó al lugar correcto, pues su pasión son las máquinas. Ha vivido y crecido entre estas. Su enamoramiento es tal que sueña con ellas. Lo más gratificante es que cada una que ingenian y diseñan sus jefes y mentores cuenta también con su sello, entre estas, la centrífuga de gran formato y la mesa vibratoria.
Este es su gran rol, apoyar el proceso para que las máquinas que se requieren dentro del laboratorio pasen del diseño a la realidad y que funcionen como deben funcionar.
En este rol, Julieth ha tenido grandes retos, entre estos, hacer parte de varios de los proyectos íconos que se desarrollaron al interior del Centro de Innovación y Desarrollo Tecnológico, CITEC, una de las iniciativas de ciencia y tecnología más importantes que ha desarrollado la institución en su historia, y que por más de 10 años trabajó para unir la academia y la industria a través de diferentes investigaciones dentro del sector real.
También hizo parte del gran equipo que le dio vida a los laboratorios del Mario Laserna, un ícono de la ingeniería y la tecnología del país, diseñados y construidos por manos uniandinas, entre estas, las de ella.
Ahora, como parte del GeoSI, apoya las investigaciones en temas de suelos y materiales que allí se desarrollan, garantizando que los retos tecnológicos que estas demandan (dispositivos y máquinas) se logren materializar y cumplan su objetivo principal.
“En el GeoSI hacemos investigación de altísimo nivel y competimos de tú a tú con universidades muy prestigiosas de todo el mundo. Es muy gratificante cuando salimos del país a mostrar las diferentes innovaciones tecnológicas que aquí desarrollamos”, sostuvo.
Para Julieth, estas más de dos décadas en la universidad han sido un constante aprender y crecer. Se siente muy satisfecha y realizada del camino recorrido pues, como ella lo asegura, ha tenido todo el espacio para desarrollarse tanto a nivel profesional como personal.
“He contado con los mejores mentores del mundo, son personas brillantes que comparten su conocimiento, que siempre están dispuestos a escuchar, que confían en ti y valoran todos tus aportes. Para ellos y la universidad solo tengo agradecimiento, respeto y cariño. En este lugar he pasado los mejores años de mi vida y espero que se abran nuevas oportunidades para seguir avanzando y aportando mi conocimiento a la investigación de la universidad”, añadió.
Ahora mismo, Julieth reparte su tiempo entre sus labores en el laboratorio de Modelos Geotécnicos y el GeoSI y su nuevo amor, su hija de tres años, quien se ha convertido en su mayor hobby y a la que ama ver crecer y aprender de ella.