Entrevista con Luis Eduardo Yamín (Q.E.P.D.), profesor asociado del Departamento de Ingeniería Civil y Ambiental.
Esta entrevista fue originalmente publicada en la Revista CONTACTO: '10 años del Mario Laserna' en 2017. Para leer el especial completo haga clic en el siguiente enlace.
Quien fue por años el líder del Centro de Innovación y Desarrollo Tecnológico –CITEC- Luis Yamín, actual profesor del Departamento de Ingeniería Civil y Ambiental, recuerda los buenos resultados que arrojó este importante centro y hace un llamado para no olvidar su esencia.
Como las dificultades se convierten, generalmente, en grandes oportunidades, a mediados de 1996 y debido a las restricciones de espacios que, en ese momento, tenía la Universidad, la Facultad de Ingeniería decidió emprender uno de los proyectos de ciencia y tecnología más importantes que ha desarrollado en su historia. Se trata del CITEC, un espacio que durante más de 10 años contribuyó a establecer vínculos con el sector productivo y empresas multinacionales con el propósito de participar activamente en el desarrollo investigativo de Colombia y en la formación de nuestros estudiantes, gracias a la realización de prácticas experimentales y de impacto real para el país.
El profesor Yamín le contó a CONTACTO sobre la creación del Centro e hizo un recuento de sus grandes aportes a la Facultad.
CONTACTO: ¿Cómo nació el CITEC?
Luis Yamín: Por iniciativa de varios profesores, en particular del profesor Alberto Sarria (q.e.p.d), la Universidad adquirió los predios en los que funcionaban las instalaciones de una firma llamada Dow Química, con la que, en ese momento, mantenía un convenio de cooperación. El complejo, situado en la zona industrial de Puente Aranda en Bogotá, fue aprovechado para trasladar todos los laboratorios de la Facultad de Ingeniería que operaban en el centro de la ciudad y que por el tamaño de las máquinas que utilizaban y los requisitos de seguridad que exigían, requerían mayores espacios y controles. El CITEC nació con dos grandes propósitos: el primero era atender toda la carga académica, no solo de los estudiantes, sino también de investigaciones y desarrollos internos de la Universidad; el segundo buscaba acercar a la industria, ubicada cerca de allí, a los proyectos de innovación que se gestaban al interior del complejo, lo que con el tiempo se convirtió en un gana-gana de aprendizaje y colaboración mutua.
CONTACTO: ¿Qué laboratorios se trasladaron para el CITEC?
L.Y: Todos los que pertenecían a Ingeniería Civil, Ingeniería Ambiental, Ingeniería Química, Ingeniería Mecánica, parte de Ingeniería Eléctrica y un Laboratorio de aprendizaje y enseñanza del Departamento de Ingeniería de Sistemas y Computación. Gracias a unos equipos que donó la firma Dow Química y a unos recursos adicionales con los que contaba la Facultad, y que permitieron comprar nuevas máquinas, los laboratorios fueron totalmente modernizados. De esta manera, el CITEC contaba con aparatos e instrumentos nunca antes vistos en Colombia y con capacidades a la altura de muchos de los mejores centros a nivel internacional.
CONTACTO: ¿Qué grandes proyectos se desarrollaron al interior del Centro?
L.Y: Muchos, pero si tenemos que destacar alguno podríamos hablar de la investigación que realizamos en torno al relleno sanitario de Doña Juana de Bogotá, en el cual, en 1997, se produjo un deslizamiento que provocó una emergencia ambiental sin antecedentes en Colombia. En esa oportunidad, hicimos un diagnóstico del problema, revisamos temas geotécnicos, estructurales, ambientales y de agua, entre otros. El resultado del análisis arrojó propuestas sobre cómo solucionar el problema y el tratamiento para evitar que se repitiera. Como resultado se propuso, entre otras cosas, la manera adecuada de tratar los gases que se generaban al interior del depósito, principales causantes del deslizamiento. Se planteó instalar unos sistemas de control y recolección de estas sustancias y su posible explotación para la generación de energía. Para llevar a cabo el proyecto, la Universidad se asoció con una firma estadounidense para realizar el diseño, la instalación de las tuberías y la implementación del sistema de extracción de los gases y posterior explotación. La iniciativa llegó hasta la fase de factibilidad y demostró con resultados concretos que la idea del CITEC era no solo viable, sino que ofrecía esquemas de trabajo y colaboración totalmente innovadores en la Universidad.
CONTACTO: ¿Cuáles fueron los grandes aportes del CITEC a la Facultad?
L.Y: Creo que lo que marcó la diferencia fue que empezamos a orientar todas nuestras investigaciones a las necesidades prácticas y aplicadas de la ingeniería, las ciencias básicas de la química y los temas medioambientales. Nuestro objetivo se concentró en ofrecer estudios, proyectos y asesorías, entre otros servicios, que resolvieran problemas reales de la industria o que optimizarán procesos productivos que generaran beneficios económicos para un determinado sector, al tiempo que permitieran utilizar toda nuestra capacidad y experiencia en temas prácticos y revertir dichos conocimientos al sector académico.
Logramos establecer alianzas con la industria que nos permitieron, desde la Facultad, aportar equipos, conocimiento, innovación, investigación y personal altamente calificado en proyectos de gran impacto para el país. Simultáneamente, la experiencia que ganamos en estos proyectos se fue integrando en los cursos que dictábamos y en el tipo de prácticas que hacen comúnmente los estudiantes, lo que se convirtió en ganancia para todos los participantes.
CONTACTO: ¿Qué es lo que más extraña del Centro?
L.Y: Con el proyecto del edificio Mario Laserna en el campus de la Universidad se toma la decisión de trasladar, nuevamente, todos los laboratorios de la Facultad a la nueva edificación con lo cual el CITEC, como concepto e idea, dejó de existir. Quizás lo que más extrañamos del Centro es el ambiente que se generó allí, pues todos, profesores, empleados y estudiantes, teníamos un gran sentido de pertenencia dirigido a los objetivos del proyecto. La sinergia y el trabajo interdisciplinario que nació entre los diferentes grupos y el reconocimiento que comenzamos a tener frente a la industria y el sector productivo del país, se vieron afectados, de cierta manera, por esta decisión. Igualmente, grandes iniciativas, incluyendo el caso del proyecto de la posible explotación del gas metano en el relleno sanitario y la aplicación de estas soluciones a otros ambientes, quedaron en pausa tras la disposición.
Luis Eduardo Yamín y varios técnicos en el Laboratorio de Estructuras de Ingeniería Civil en el Edificio Mario Laserna.
CONTACTO: ¿Hay propuestas para volver a reactivar el CITEC?
L .Y: Se han generado varias ideas de cómo reactivar el Centro porque es claro que para establecer los vínculos con el sector productivo nacional e internacional es necesario contar con una iniciativa de estas dimensiones, en la cual se puedan concentrar las energías de los líderes en las diferentes disciplinas, al tiempo que se faciliten y agilicen los trámites administrativos y jurídicos que este tipo de alianzas requieren.
Siempre se ha planteado la necesidad de generar un nuevo centro de investigación que puede funcionar en las mismas instalaciones de la Facultad, pero que tenga mayor agilidad y flexibilidad para gestionar esos procesos administrativos. La orientación de la iniciativa tendría que ser muy clara: objetivos focalizados para establecer vínculos con el sector productivo, procesos administrativos más sencillos, propuestas interdisciplinarias para resolver problemas no convencionales y resultados de proyectos de alta calidad técnico-científica con beneficios para los contratantes. Esta sería, sin duda, una de las maneras de potenciar la inmensa capacidad de la Facultad en temas de innovación y desarrollo tecnológico, que es uno de los principales activos que tiene la Universidad.