Carrera: Ingeniería Electrónica e Ingeniería de Sistemas
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Este ingeniero electrónico y de sistemas y computación, doble Summa Cum Laude, nos cuenta cómo su curiosidad y su pasión por la tecnología, que tuvo desde niño, hizo que eligiera estudiar estas dos carreras.
En la actualidad, descubrió en la Inteligencia Artificial y en el Machine Learning su nueva pasión, áreas en la que se ve trabajando por muchos años.
David Santiago nunca se propuso ser Summa Cum Laude sino disfrutarse al máximo su aprendizaje, lo que le permitió que los resultados llegaran por sí solos.
¿Por qué decidiste estudiar ingeniería?
Desde niño siempre fui muy curioso y me encantaba todo lo relacionado con la tecnología. Recuerdo que desarmaba los computadores de mi casa solo para intentar entender cómo funcionaban, tenía un LEGO con motores que me fascinaba, y la robótica siempre me llamó mucho la atención. Cuando llegó el momento de elegir una carrera, me di cuenta de que Ingeniería Electrónica estaba muy conectada con todo esto: hardware, circuitos y, sobre todo, robots. Así que no lo dudé, supe que era lo que quería hacer.
Luego, en segundo semestre tuve mi primer curso de programación y me fascinó. Descubrí que también me interesaba mucho el software, al punto de que empezó a gustarme incluso más que el hardware. Fue así como, en cuarto semestre, tomé la decisión de iniciar una doble carrera en Ingeniería de Sistemas para explorar y profundizar en ese otro mundo que me había atrapado.
¿Cuál es tu mayor pasión?
Por mucho tiempo, mi mayor pasión fue la robótica, pero a medida que avanzaba en mis estudios y exploraba nuevas áreas, descubrí el fascinante mundo de la Inteligencia Artificial y el Machine Learning, y encontré en ellos mi nueva gran pasión.
Además, la descubrí de forma curiosa. Todo comenzó durante la pandemia de COVID-19, cuando Coursera ofreció cursos gratuitos. Aproveché esa oportunidad para realizar la especialización “Applied Data Science with Python” de la Universidad de Michigan. En esta especialización no solo descubrí el poder de los datos, sino que también adquirí mis primeras nociones de Machine Learning e Inteligencia Artificial. Quedé tan fascinado con este campo que no tardé en buscar formas de aplicarlo en proyectos reales.
Fue entonces cuando mi participación en el grupo de investigación SinfonIA, me permitió llevar todo ese conocimiento a la práctica. En este grupo, lideré el equipo de navegación autónoma, donde trabajamos en el desarrollo de algoritmos para que nuestro robot Pepper pudiera desplazarse de manera autónoma en diferentes entornos. De hecho, mi proyecto de grado en Ingeniería Electrónica estuvo enfocado en esta área: trabajé en integrar redes neuronales convolucionales y aprendizaje por refuerzo para que Pepper pudiera seguir a una persona de forma autónoma.
¿Cuál fue la clase que más te impactó?
Hay dos clases que recuerdo especialmente. Una de esas es Aprendizaje por Refuerzo, impartida por el profesor Fernando Lozano. Esta clase me impactó mucho porque el aprendizaje por refuerzo es una rama muy particular dentro de la Inteligencia Artificial. A diferencia de otras áreas de la Inteligencia Artificial, donde se necesitan grandes cantidades de datos para entrenar modelos, en el aprendizaje por refuerzo no necesitas datos previos. En el aprendizaje por refuerzo, un agente interactúa con su entorno y aprende directamente de su experiencia. Además, el profesor Fernando enseña el curso con un nivel de detalle impresionante, lo que te permite comprender a fondo las bases matemáticas detrás de este tipo de aprendizaje y por qué funciona. Me gustó tanto esta área que incluso he sido tutor de este curso en la maestría de Inteligencia Artificial de la universidad.
La otra clase es Colombia: Espacio, Tiempo y Diferencia. Al principio, pensé que sería un curso tradicional de historia, e incluso debo admitir que creía que sería aburrido. Pero resultó ser todo lo contrario. Me encantó porque me permitió explorar la historia de mi país de una manera completamente diferente: desde mi propia experiencia y la de mis familiares. Me ayudó a darme cuenta de cómo todos hemos sido impactados por nuestra historia y de la responsabilidad que tenemos frente a los problemas que enfrenta Colombia.
¿Cuál fue tu mayor aprendizaje en Uniandes?
Definitivamente, el trabajo en equipo. En toda mi carrera participé en varios proyectos de investigación, y en cada uno pude colaborar con personas muy diferentes a mí. Esta experiencia me enseñó a manejar las diferencias y a trabajar en conjunto por un objetivo común, algo que considero una habilidad invaluable para toda la vida.
Por ejemplo, con SinfonIA representamos a la universidad en competencias internacionales en países como Francia y Tailandia. En estos contextos nos enfrentamos a ambientes de alta presión, pero logramos superarlos porque aprendimos a ser excelentes coequiperos.
Estas experiencias no solo fortalecieron mis habilidades técnicas, sino que también me formaron en aspectos clave como el liderazgo y la comunicación asertiva, competencias blandas que considero fundamentales en el ámbito profesional.
¿En qué trabajas actualmente y cuáles son tus proyectos a futuro?
Actualmente, trabajo como consultor en Inteligencia Artificial y también soy tutor en algunos cursos de la maestría en Inteligencia Artificial de la universidad. Una de las cosas que descubrí durante mi paso por la universidad, especialmente siendo monitor de varias clases de pregrado, es que me encanta enseñar. Enseñar no solo te permite aprender más profundamente, sino que también es muy gratificante ver cómo puedes contribuir al aprendizaje de otras personas. Por eso, no descarto que en el futuro me dedique a la investigación y docencia de forma más formal.
Por ahora, quiero aprovechar y disfrutar del mundo de la industria, aprendiendo y desarrollándome en proyectos innovadores de inteligencia artificial. A mediano plazo, me gustaría realizar una maestría, idealmente en alguna de las mejores universidades del mundo. Aunque probablemente sería en Inteligencia Artificial, aún no estoy seguro, quiero aprovechar mi experiencia en la industria para confirmar esta decisión.
A largo plazo, sueño con trabajar en grandes empresas líderes en tecnología como Google, Amazon o Microsoft, participando en el desarrollo de los últimos avances en este campo.
¿Cómo crees que desde tu profesión puedes transformar el mundo?
Estoy convencido de que la educación tiene un poder transformador enorme en la sociedad, y creo firmemente que la Inteligencia Artificial puede revolucionar la forma en que enseñamos y aprendemos. Por ejemplo, tuve la oportunidad de participar en un proyecto que busca personalizar y adaptar el proceso de aprendizaje utilizando grandes modelos de lenguaje. La idea es hacer que aprender deje de ser un proceso tedioso y se convierta en algo más accesible, dinámico y disfrutable, eliminando barreras como el perfil socioeconómico o las oportunidades previas. Eso sí, siempre manteniendo un enfoque humano y usando la IA como una herramienta complementaria para potenciar el proceso de enseñanza.
Otra área que me apasiona profundamente, y en la que creo firmemente en su potencial para transformar el mundo, es el emergente campo llamado “Cooperative AI”. Este campo se enfoca en potenciar la inteligencia cooperativa de los sistemas de Inteligencia Artificial para beneficiar a toda la humanidad. De hecho, mi proyecto de grado de Ingeniería de Sistemas estuvo relacionado con este campo, desarrollé un módulo de comunicación que permitió incrementar las habilidades cooperativas de agentes guiados por modelos de lenguaje.
No obstante, la Inteligencia Artificial tiene un potencial inmenso en muchas otras áreas. Por ejemplo, en medicina, donde puede ayudar a diagnosticar enfermedades con mayor precisión o personalizar tratamientos; o en la robótica social, donde puede mejorar la calidad de vida de las personas.
¿Qué consejo le darías a un “primíparo”?
Lo más importante es que se disfruten todo el proceso de aprender. No se obsesionen con las notas ni con el promedio; enfocarse demasiado en eso puede ser muy perjudicial. De nada sirve tener un promedio alto si no se aprende de verdad o no se disfruta lo que se está aprendiendo. Si haces lo que te gusta y le pones pasión, los resultados llegan solos.
También, les diría que aprovechen al máximo la vida universitaria. No todo es estudiar; la parte social es fundamental. Hagan amigos, participen en actividades extracurriculares y exploren los grupos de investigación que ofrece la universidad. Crear proyectos, asistir a competencias e incluso emprender les ayudará a aplicar lo que aprenden en los salones de clase, algo que muchas veces se queda solo en la teoría.
En conclusión, que disfruten el aprendizaje, salgan de la zona de confort, apliquen sus conocimientos y no le teman al fracaso. El error también enseña, y es una parte esencial del crecimiento.