Elizabeth Vivas Montenegro, gestora administrativa y financiera del Departamento de Ingeniería Civil y Ambiental, está muy cerca de cumplir sus bodas de plata en la Universidad de los Andes. Su historia comenzó en febrero de 1998 y lo que muchos no saben es que este ha sido su primer y único trabajo.
En estos 23 años, ha ocupado diversos cargos y ha experimentado una larga carrera de reconocimientos gracias a su compromiso y profesionalismo.
Empezó como recepcionista en este mismo Departamento y muy pronto tuvo la oportunidad de trabajar como secretaria en la Coordinación de Pregrado.
“Este fue un gran aprendizaje, ayudar a los estudiantes, aprender el reglamento y atender sus requerimientos”, señaló Elizabeth.
Una vez culminó sus estudios de Administración de Empresas, en la Universidad San Martín, decidió que era hora de buscar nuevos horizontes, no sabía si sería aquí mismo o en otro lugar, sin embargo, la vida y Los Andes le ofrecerían nuevas oportunidades.
Así llegó al cargo de auxiliar de analista financiero, que luego se convirtió en gestor administrativo y financiero. Elizabeth recuerda que los números siempre han sido lo suyo, desde niña tuvo una muy buena relación con las matemáticas, eso la hizo tomar la decisión de ser administradora de empresas.
Por esta razón, cuando llegó a este nuevo cargo se sintió como “pez en el agua” y mucho más empoderada al poder ser más autónoma en la toma de decisiones sobre distintos procesos administrativos.
“Empecé a entender la relación entre los números y la parte académica y cómo este análisis de las cifras es clave para la toma de decisiones financieras. Es mucho más fácil entender las determinaciones que toma la administración central o las que toma Planeación, y de esta manera aplicarlas de acuerdo a la situación o necesidad de cada departamento”, añadió.
En todos estos años, Elizabeth recuerda con mucho cariño a cada uno de sus jefes, sus enseñanzas, su cariño y compromiso con la institución, que siempre irradian a todo el equipo de colaboradores. “Han sido grandes mentores, personas de las que se aprende muchísimo”, aseveró.
Igualmente, estas más de dos décadas de trabajo no solo le han dejado grandes aprendizajes y un importante crecimiento profesional, definitivamente quizá lo más importante son los amigos de la vida que ha logrado hacer aquí y el cariño que existe entre las personas administrativas.
Para Elizabeth, este buen ambiente y el hecho de que los colaboradores puedan hacer carreras tan fructíferas y largas en la institución, como ha ocurrido con ella, solo tiene una razón y es la preocupación que tiene la universidad por el bienestar y la calidad de vida de sus colaboradores.
“Esto nos hace tener mucho más arraigo y un sentido de pertenencia único. Siempre estamos aprendiendo, manejando nuevas herramientas y tecnología de punta. No importa el cargo o el puesto que ocupes en la universidad, sino ese sentido de pertenencia y decir esto es mío y yo me responsabilizo de esto”, sostuvo.
El futuro lo ve aquí, espera seguir dando lo mejor de ella en la universidad, ojalá en el Departamento de Ingeniería Civil y Ambiental que se ha convertido en su segundo hogar.