Alexa tiene 15 años y hoy su gran sueño es transformar vidas a través de la tecnología. Vive al lado del mar y camina todas las tardes por la playa en su natal Tolú, municipio ubicado en el Golfo de Morrosquillo, departamento de Sucre. Dice que se siente privilegiada porque “en el mar la vida es más sabrosa”, como dice la canción.
Alexa está cursando grado 10 en la Institución Educativa Santa Teresita, un colegio público de su municipio en el que ha empezado a escuchar sobre la importancia de la programación en el mundo, tema que ahora la cautiva y sobre el que siente que tiene mucho por aprender.
Pese a su corta edad, cree en el poder de atraer las cosas cuando se anhelan mucho y se trabaja duro para conseguirlas. Entonces, quizás con este convencimiento, Alexa recibió una noticia que podría cambiarle la vida.
Gracias a ser una estudiante sobresaliente, Alexa fue elegida para recibir una beca entregada por Softserve, una de las empresas de tecnología más grandes de Europa, con sede en Colombia, para participar en la tercera edición del campamento de verano “Introducción a la programación”, desarrollada por el Departamento de Ingeniería de Sistemas y Computación de la Universidad de los Andes en colaboración con el programa CS Bridge de la Universidad de Stanford.
Para su versión 2023, que culminó el 12 de julio, el campamento contó con la participación de 89 estudiantes de colegios públicos y privados de todo el país de los grados noveno a once, entre ellos Alexa. Era la primera vez que venía a Bogotá y la primera vez que se separaba de sus papás. Sin embargo, y pese a sus temores, sabía que todo valdría la pena.
Y así fue, Alexa y sus compañeros se sumergieron por dos semanas y media en el mundo de la programación y del lenguaje Python, el más utilizado actualmente para el desarrollo de aplicaciones web y otras herramientas como machine learning e Inteligencia Artificial.
“Trabajamos sobre Python porque es muy flexible y le permite a estudiantes que no han tenido ningún tipo de acercamiento con este lenguaje lograr programar fácilmente”, señaló Kelly Garcés, profesora asociada del Departamento de Ingeniería de Sistemas y Computación de la Universidad de los Andes y una de las líderes del proyecto.
De hecho, de acuerdo con la profesora, la iniciativa busca invitar a estudiantes provenientes de colegios que no enseñan programación, que en Colombia son bastantes debido a que no se exige dentro de los currículos, porque al final ese es uno de los grandes propósitos del campamento, expandir el acceso a la informática a muchas más personas, teniendo en cuenta que este será el lenguaje con el que se comunicarán las nuevas generaciones.
“La programación es la herramienta para resolver problemas a través de software y es fundamental en esta era de transformación digital. Hoy hay programas y software en todos los contextos laborales, no solo en el campo de los sistemas, por eso es tan importante que cuenten con esta habilidad”, agregó la profesora.
Su demanda es tal que, según el Banco Interamericano de Desarrollo, BID, se estima que para el 2025 se requerirán 1,2 millones de desarrolladores de software para suplir la demanda de empleo en el área de la tecnología en Latinoamérica y, según una proyección para 2025 del Ministerio de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, MinTIC, Colombia tendría un déficit de cerca de 200 mil de estos profesionales. Esto sustenta la importancia de apoyar la formación de futuros desarrolladores.
Sin embargo, este campamento no solo tiene el propósito de atraer a más jóvenes hacia la programación, tiene el compromiso de que un porcentaje importante de ellos sean mujeres, con lo que busca aportar al cierre de la brecha de género que también existe en este campo.
Las cifras así lo señalan: un estudio del Foro Económico Mundial sostiene que para 2021 el porcentaje de mujeres en la industria TIC era del 25,2% y que, aunque la cifra ha ido en aumento en los últimos años, es necesario seguir trabajando para que su rol sea igual de proporcional al de los hombres.
En esta oportunidad, el campamento superó sus expectativas y logró que el 60% de sus participantes fueran mujeres. “No consideramos que debe haber equidad de género per se, sino que entendemos las ventajas de que haya más grupos interdisciplinarios, con diversidad de género, pues son visiones y habilidades complementarias que al final redundan en más beneficios para la sociedad”, aseguró la profesora Kelly.
Intercambio académico y cultural
Fueron dos semanas y media muy intensas en donde los estudiantes recibieron, por más de 82 horas, clases magistrales, realizaron una gran variedad de ejercicios prácticos en torno a la programación y construyeron un proyecto final de su interés.
Pero su experiencia no solo se quedó en el aula de clase. Durante su estadía, tuvieron un intercambio cultural con sus compañeros que venían de diferentes regiones del país y con profesores que venían de otros lugares del mundo.
Recorrieron la ciudad, conocieron sus monumentos y su paladar. Intercambiaron palabras coloquiales como “parce” y “bacano” que su profesor de Stanford, Sam Redmond, un estadounidense que habla castellano con acento español, incluyó en su vocabulario.
Para el profesor Sam también era su primera vez en Bogotá y se declaró “enamorado de su cultura y gratamente sorprendido con el interés y la habilidad de los estudiantes para involucrarse y aprender tan rápidamente sobre este mundo de la programación”.
De acuerdo con Sam, para Stanford, al igual que para Los Andes, la gran misión con este tipo de campamentos es ampliar el acceso a la informática para toda la población sin importar sus condiciones demográficas.
“Hoy más que nunca la sociedad debe conocer sobre el mundo digital, sus bases, sus principios. Yo creo en un futuro en el que todas las personas saben programar, será una habilidad como saber escribir. En este mundo que cambia tan rápidamente es necesario que cambiemos con él”, sostuvo el profesor.
Un planteamiento con el que concuerda Mario Sánchez, director del Departamento de Ingeniería de Sistemas y Computación de la Universidad de los Andes, quien al cierre del campamento y graduación de sus estudiantes señaló que la tecnología dejó de ser esa “magia” a la que solo unos pocos tenían acceso para convertirse en una herramienta disponible para todo aquel que quiera mejorar o crear cosas que hoy no existen.
El director les dijo que, sin importar la carrera que quieran estudiar, ya están un paso adelante, que las puertas de la Universidad de los Andes están abiertas para todos y que la programación ya está en su maleta de habilidades.
Transformar vidas a través de la tecnología
Después de dos semanas y media, el campamento terminó y Alexa y sus compañeros volvieron a su vida cotidiana. Sin embargo, algo cambió para siempre en sus mentes: descubrieron un mundo con el que pueden transformar sus vidas y las de los demás.
Alexa salió completamente convencida de esto, aunque aún no tiene claro si estudiará Ingeniería de Sistemas, Administración o Biología, sabe que en cualquiera de estas profesiones tendrá la oportunidad de usar la tecnología y la programación para hacer invenciones que mejoren e impacten al mundo, por ejemplo, en proyectos que puedan descontaminar el mar que tanto ama y por el que se pasea todas las tardes.
“La tecnología es capaz de transformar muchas cosas y Colombia debe avanzar en estos temas para que se abran muchas más oportunidades para jóvenes como nosotros, en especial para nosotras como mujeres que en ocasiones creemos que no somos capaces y que este es un lugar solo para los hombres. Las mujeres podemos ser protagonistas de un país que le apuesta a la tecnología”, aseguró Alexa.
Pero a sus propósitos se suma uno más: “seguir siendo una estudiante muy juiciosa y destacada para lograr acceder a una beca que me permita llegar a la universidad y convertirme en profesional, ojalá, quien quita, de aquí de Los Andes”, señaló.
Un sueño que puede no ser muy lejano teniendo en cuenta que la universidad cuenta con programas de becas como Quiero Estudiar, a través del cual miles de donantes brindan a jóvenes como Alexa la oportunidad de ser profesionales.
Dentro de los proyectos de mediano y largo plazo, el Campamento de Verano de Uniandes seguirá extendiéndose para abarcar a más estudiantes, más colegios y más regiones de Colombia. Para lograrlo, será indispensable seguir contando con aliados en la academia, como la Universidad de Stanford, y de la industria, como Softserve y Epam, empresas patrocinadoras de esta versión que también le apuestan a reducir la brecha digital atrayendo a más jóvenes hacia las carreras STEM.
La Facultad de Ingeniería de Uniandes agradece particularmente a los colegios por haber aceptado esta invitación, a los estudiantes por su dedicación y entusiasmo, a sus padres por apoyarlos y, finalmente, a los profesores y líderes de sección del Departamento de Ingeniería de Sistemas y Computación que compartieron con pasión y generosidad sus conocimientos.