“Eso de emprender no es para todo el mundo” … Frase recurrente que le dicen a quienes deciden lanzarse al gran desafío de crear empresa. Si a ese aterrador panorama que le “pintan” los más escépticos al emprendimiento le suma fundar empresas fintech o de tecnología financiera en Colombia, los peros y las razones para no hacerlo pueden llegar a pesar más. Tales afirmaciones, en las que hay mucha verdad, pero también “mucho cuento”; no fueron impedimento para que el economista uniandino José Vélez co-fundara hace 18 años -junto a sus socios de entonces Martín Schrimpff y Santiago Espinel- la empresa Pagos Online que años más tarde se convertiría en PayU, una de las pasarelas de pagos electrónicos más reconocidas en la región.
El bogotano es egresado de Economía y de la maestría en Ingeniería de Sistemas y Computación (MISIS) de la Universidad de los Andes. Una combinación perfecta que le sirvió como base para crear una empresa de tecnología financiera en Colombia que en la actualidad realiza millones de transacciones alrededor del mundo, hecho que la ha convertido en un referente de las plataformas de pago electrónico.
Un hombre autodidacta. La curiosidad por la programación, los negocios y el emprendimiento son característicos en José Vélez desde que estaba en el colegio. Su papá era profesor de física y matemáticas y recuerda que cuando tenía 12 años aprendió a programar con un computador que le regaló. Y lo hizo a tal punto, que “hasta le enseñaba a ingenieros de Los Andes que iban tirándose los primeros cursos de programación”, recuerda entre risas José. En el camino de la economía, siempre se fue encontrando con la ingeniería. Cuando culminaba su pregrado, ya había fundado una empresa de desarrollo de software y con los cursos de la maestría, tuvo la oportunidad de aplicar ese nuevo conocimiento a situaciones y casos reales a los que él ya se enfrentaba.
Y así pasaron casi dos décadas. El economista tuvo la oportunidad de ver crecer una start up que nació de una necesidad incipiente en Colombia a principios de milenio y que año más tarde, llegaría a ser uno de los primeros emprendimientos fintech en recibir inversiones de fondos globales para lograr su expansión regional y sentaría las bases para que otras empresas de tecnología financiera en el país fueran creando un nuevo ecosistema de emprendimiento digital. “Fueron años muy bonitos y de mucho aprendizaje. Pagos Online nació en la sala de mi casa y verla convertirse en una empresa que procesa millones de transacciones, con más de 500 empleados y con presencia en varios países de Latinoamérica, me llena de orgullo”, menciona José.
Sin embargo, la razón de ser de un emprendedor está en crear cosas nuevas, en innovar, en vivir de la pasión de empezar desde cero. En un momento de cúspide y éxito, decidió vender su porcentaje de participación de PayU para dedicarse a otros proyectos. La razón es muy sencilla. Cuando José se dio cuenta que estaba pareciéndose más a un ejecutivo, que a un emprendedor; decidió dar un paso al costado.
Los últimos años que José trabajó en PayU los vivió en Brasil y fue en ese país donde conoció un producto que sería el motor de su nuevo negocio: los datafonos de bajo costo dirigidos a pymes (pequeñas o medianas empresas) y emprendedores. Convocó a colegas y amigos del pasado para crear una empresa que le ofrezca servicios financieros a un porcentaje importante de empresarios que jalonan la economía del país con un gran valor agregado y es democratizar el uso de transacciones electrónicas utilizando las principales franquicias que tienen presencia en el mercado. Así nace Bold.
La filosofía de Bold es clara: los comercios juegan un rol importante en la economía colombiana, por lo que esta nueva fintech busca crear herramientas financieras simples, modernas y asequibles, para que todos los emprendedores del país puedan aumentar sus ventas recibiendo pagos con tarjetas de manera fácil, rápida y muy segura.
El impacto en los últimos dos años de esta nueva aventura de Vélez es tal, que en junio de 2021 recaudó $18.000 millones durante su más reciente ronda de inversión, llegando a un total de $55.000 millones en recursos recibidos durante dos años de operación. Y los planes de crecimiento son ambiciosos a todas luces ya que, a la fecha, Bold cuenta con 20.000 clientes, cifra que José Vélez espera llegue a los 50.000 finalizando el 2021. Y en cuanto a la planta de empleados, Bold arrancó con 20 personas y hoy son más de 200 colaboradores que trabajan en la compañía. Y sí, todo esto ha ocurrido en dos años, con una pandemia como escenario principal.
De su paso por Los Andes recuerda muchas cosas con cariño, pero también se arrepiente de otras. Por ejemplo, se arrepiente de no haber aprovechado la experiencia universitaria por estar trabajando al tiempo que adelantaba sus estudios. Y ese aspecto lo menciona con una notable nostalgia. “Yo no recuerdo haber tenido una semana de receso. Cuando no había clases, estaba trabajando”, menciona. No obstante, disfrutó mucho los cursos de la maestría. “Creo que trabajar mientras estudiaba me permitió absorber todo ese conocimiento como una esponja y aplicarlo casi que de forma inmediata en mi empresa”, afirma el economista. A su vez, recuerda sus clases con Rubby Casallas –actual decana de la Facultad de Ingeniería y profesora titular del Departamento de Ingeniería de Sistemas y Computación- y con su asesor de tesis, el exprofesor de la Facultad, Rafael Gómez.
Pero no todo fueron negocios y trabajo en la Universidad. Como él bien lo dice: “un emprendedor debe rodearse de personas que lo complementen”. Pues bien, en Los Andes conoció a quien es hoy su esposa y principal cómplice: Ana Maria Sandoval, una economista uniandina que trabaja con él en Bold -es la Gerente de Operaciones- y con quien tiene dos hijas: Amelia y Emma. “Ana es una mujer muy pila con la que disfruto mucho hablar de negocios”, menciona entre risas José. Y aunque pareciera que en la familia Vélez Sandoval solo se habla de negocios, los fines de semana José se transforma en chef y pone en práctica uno de los hobbies que más disfruta, actividad que complementa jugando ajedrez -afición de la que espera ser un experto algún día-, además de leer y hacer deporte.
El CEO de Bold cree firmemente en que el desarrollo social se da por una mezcla entre innovación y emprendimiento. Y una de sus principales apuestas es apoyar a otros empresarios que como lo fue él hace unos años, están buscando una oportunidad para su negocio. Este apoyo lo hace a través de Endeavor Colombia, una red que busca asesorar y potenciar emprendimientos para que se transformen en empresas de alto impacto, generando oportunidades que fomenten el desarrollo del país. Sumado a eso, junto a su esposa, es uno de los donadores de Quiero Estudiar, el programa de becas de la Universidad de los Andes que permite el acceso a la educación superior a jóvenes con resultados superiores en las pruebas de estado, pero que tienen dificultades económicas.
En sus más de 20 años de experiencia, José Vélez ha aprendido muchas cosas. Entre algunas reflexiones cree que él es un claro ejemplo de que las barreras entre la economía y la ingeniería no existen o cada vez son menos visibles. “En mi empresa todos los equipos tienen profesionales de ingeniería. En años anteriores, los ingenieros estaban en un departamento y el resto del equipo estaba distribuido en otros. Eso ha cambiado y la tecnología tiene mucho que ver esa transformación”. Así mismo cree que “un emprendedor debe conocerse muy bien. Entender que no es perfecto. Y eso es importante a la hora de armar un equipo y una estrategia. Un nuevo negocio debe hacerse con personas que lo complementen a uno y que crean firmemente en el proyecto”, menciona.
Pensar en qué sigue después de Bold no es una preocupación actual de José Vélez. Vive el presente y trabaja todos los días por que este nuevo proyecto siga creciendo y se consolide de forma exitosa. Y cuando piensa qué han significado sus últimos 20 años, recuerda una frase que mencionaba el profesor Sergio Clavijo cuando estudiaba economía: “Por favor, no vayan a crear una start up”, a la que hoy entre risas responde: “menos mal no le hice caso”.
Sin duda, los triunfos de este economista servirán de inspiración para las nuevas generaciones que se quieren aventurar también a crear empresa en un país que presenta cada día desafíos más complejos. A ellos, José les dice: “hacer empresa no es fácil y hay que perseverar conociendo de entrada los riesgos. Y principalmente, quiero decirles a los estudiantes que quieren emprender que piensen en grande, que no tengan miedo y se atrevan a llegar tan lejos como ellos confíen que pueden llegar”, concluye.
