En Colombia sabemos que tenemos mucha agua, pero no en qué condiciones de calidad está. Luis Alejandro Camacho, director y profesor asociado del Departamento de Ingeniería Civil y Ambiental, lleva años evidenciando su deterioro. Para revertir la situación se requiere del Estado, inversión; y de los ciudadanos, conciencia.
De sus 330 kilómetros, el río Bogotá tiene 130 kilómetros sin oxígeno disuelto. Es un río muerto que recorre la capital y al que los bogotanos terminamos de rematar.
La ciudad, de ocho millones de habitantes, le entrega a sus fuentes hídricas cerca de 675 toneladas de materia orgánica y 510 toneladas de sedimentos y material particulado cada día.
La materia orgánica y orina que sale de su casa y de la mía cuando descargamos el agua del sanitario y el polvo que barren del andén de mi vecina y la suya y que luego descartan en la alcantarilla como si ahí se desvaneciera, ¡no desaparece! Llega a los ríos y consume el oxígeno disuelto. Y sin oxígeno, un ser vivo deja de serlo.
La falta de tratamiento de las aguas residuales domésticas en el país es “un problema grave, porque la solución no figura en los planes de desarrollo nacionales ni departamentales y los municipios pequeños no tienen los recursos. En los últimos 20 años no le ha pasado nada bueno al río Bogotá”, señala Luis Alejandro Camacho, director y profesor asociado del Departamento de Ingeniería Civil y Ambiental de Los Andes, quien critica además que, aunque el último Plan de Desarrollo de la nación sostiene que el 30% de las aguas residuales domésticas reciben tratamiento, sus constantes estudios y seguimiento a las condiciones de los ríos demuestran que esa cifra es efectivamente menor y que apenas llega al 10%.
Pero los desechos domésticos son apenas una parte de lo que están recibiendo nuestros ríos. En todo el país también reciben vertimientos industriales ilegales y toda la contaminación difusa, que llega a través de la escorrentía de zonas mineras y agrícolas arrastrando sustancias tóxicas.
Para el profesor, el problema es principalmente de cultura y de ausencia de conciencia tanto de las autoridades gubernamentales, por olvidarse del asunto, como de los ciudadanos, por falta de apropiación de lo público. Porque si el agua no siempre es vida, al menos sí, siempre debería ser de todos.
La ventaja al pensar así está en que puede vislumbrarse una solución. Con inversión y conciencia nuestros ríos podrían repetir la historia del Sena y del Támesis, que lograron recuperarse después de las agresiones que sufrieron durante la Revolución Industrial. Se puede.
¿Cuál podría ser una solución?
La primera solución tiene que ver con el correcto cumplimiento de la normativa ambiental existente en el país, la cual reglamenta la formulación de planes de saneamiento y manejo de vertimientos y reconoce la importancia de conocer la capacidad de auto depuración de ríos y otros cuerpos de agua e identificar los impactos en el uso y calidad del agua que generan los vertimientos de agua residual sin o con tratamiento en las fuentes receptoras. Los modelos de transporte de contaminantes y de calidad del agua permiten conocer la capacidad de auto depuración de las fuentes receptoras y dimensionar y seleccionar soluciones estructurales (ejemplo: plantas de tratamiento) y no estructurales (ejemplo: tecnologías de producción más limpias) requeridas para alcanzar estándares de calidad de agua en la fuente receptora bajo diferentes niveles de contaminación y/o tratamiento. Sin embargo, se requiere seguir una metodología rigurosa en la implementación y aplicación de los modelos de calidad del agua para que éstos puedan ser utilizados efectivamente como herramientas útiles en la toma de decisiones de saneamiento y manejo de vertimientos.
La otra solución es la educación y formación de profesionales capaces de modelar adecuadamente la calidad del agua de nuestros ríos. En la Facultad de Ingeniería de la Universidad de los Andes se ofrece un curso de actualización teórico-práctica en metodologías de implementación y calibración de modelos de calidad del agua en ríos que sirvan como herramientas a nivel de planeamiento en el diseño de planes de saneamiento. El curso permitirá la capacitación, en la utilización de modelos actualizados disponibles de transporte de solutos, y de calidad del agua.
Este curso, ofrecido a través de Educación Continua, se encuentra dirigido a profesionales ingenieros civiles, ambientales, químicos, sanitarios, limnólogos o biólogos involucrados e interesados en la formulación y/o evaluación de planes de saneamiento y permisos y manejo de vertimientos de residuos líquidos en fuentes de agua superficiales y evaluaciones de impacto ambiental, soportados en modelación matemática.
El objetivo general del curso es capacitar a los participantes en metodologías de implementación, calibración y utilización de modelos de transporte de contaminantes y calidad del agua en ríos que sirvan en la definición de planes de saneamiento y manejo de vertimientos de aguas residuales a fuentes de agua superficiales.
El curso se llevará a cabo del 17 de agosto al 18 de septiembre de 2021 y será dictado por el profesor Luis Alejandro Camacho, ingeniero civil y magíster en Ingeniería Civil de Los Andes y PhD en modelación de la calidad del agua en ríos del Imperial College London (Reino Unido). El ingeniero lleva más de dos décadas investigando metodologías y herramientas para el correcto manejo de vertimientos de aguas residuales a fuentes de agua superficiales.
Para conocer el proceso de inscripción y los contenidos del curso visite el siguiente enlace.