El ingeniero industrial trabajará en esta área de la organización que busca crear un cambio económico fundamental y duradero en la vida de las familias de pequeños agricultores rurales.
Santiago Mesa es ingeniero industrial de la Universidad de los Andes. Inició su carrera en el sector tecnológico en Oracle. Luego, completó sus estudios de maestría en Gerencia en la Università Commerciale Luigi Bocconi (Italia), con un enfoque en emprendimiento social y modelos de negocio sostenibles.
Antes de ingresar a Acceso, Santiago realizó una pasantía en el programa ambiental de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). El ingeniero hace parte de la primera generación del Acceso Social Business Fellowship Program, donde se ha enfocado en implementar Farmforce y Extensio, herramientas tecnológicas que buscan mejorar el programa agronómico de las empresas sociales de Acceso. Igualmente desarrolló la iniciativa para contar las historias de los agricultores a los consumidores a través de códigos QR.
Acceso Social Business Fellowship Program es un programa que brinda a estudiantes graduados y profesionales jóvenes la oportunidad de trabajar con empresas sociales innovadoras. La primera generación de Acceso Fellows trabajó con Acceso para realizar proyectos con las empresas sociales de la organización en Colombia, Haití y El Salvador.
El ingeniero industrial uniandino recogió las principales vivencias de esta experiencia en el artículo que se encuentra a continuación. Un texto que contiene lecciones importantes para todos los consumidores de productos locales, especialmente ahora que con la crisis causada por la pandemia del Covid-19 se ha comprendido la importancia del campo y de los agricultores en la sociedad colombiana.
Conociendo los agricultores colombianos: mi fellowship con Acceso
Recorrer el campo, a través de un proyecto como parte del Acceso Social Business Fellowship Program, me permitió descubrir la vida de algunos paperos en Boyacá y aprender sobre el duro e importante trabajo que realizan para que sus productos lleguen a nuestras casas.
Por Santiago Mesa
En uno de mis proyectos en mi vida universitaria en Los Andes tuve que conocer la historia de movilidad social dentro de mi familia. Preguntar acerca del pasado me permitió conocer cómo la época de la violencia forzó a mis abuelos paternos a dejar sus pueblos natales y reubicarse en Bogotá. A pesar de que la capital fue una tierra de oportunidades para hijos y nietos, mi abuelo siempre nos contaba sus recuerdos sobre la vida en el campo y el orgullo que le daba ser boyacense. Con los años, en la familia ese contacto con el campo se fue perdiendo poco a poco. Sin embargo, gracias a Acceso tendría la oportunidad de regresar a aquellas tierras de las que mi abuelo siempre habló para conocer la vida de los agricultores de la región.
Acceso, una innovadora empresa social en el sector agro, trabaja en Colombia para mejorar la vida de los pequeños agricultores a través de soporte técnico y financiamiento para producir frutas y vegetales de calidad que se venden en supermercados, restaurantes y hoteles. Antes de ingresar a la organización como un Acceso Fellow, había finalizado mi maestría dónde aprendí de nuevos modelos de negocios en los cuales el componente social hace parte de las metas de las organizaciones. Fue entender cómo funcionan estas compañías lo que me motivó a ingresar a Acceso y participar de un proyecto dónde la tecnología era utilizada para relatar el impacto social.
Cómo parte de mi fellowship, estuve enfocado en crear un canal para contar la historia de nuestros agricultores para que los consumidores, a través de códigos QR, tengan una mirada más profunda del esfuerzo que se realiza en el campo para que los alimentos lleguen del campo a nuestro plato. Fue una aventura que me permitió observar paisajes que nunca había visto, desde la colina se veía naturaleza con casas rurales alrededor mientras que abajo el sol iluminaba un valle totalmente verde y descubrir un poco sobre la vida de nuestros campesinos.
Empezamos este proyecto para relatar historias de algunos productores de papa de Boyacá, una región papera que actualmente se encuentra ante una crisis debido a los bajos precios y bajo consumo de la papa. Iniciamos la visita en Turmequé, donde Don Rodrigo y su esposa nos esperaban con tinto para contarnos la historia de su vida. “A los 15, después de quinto de primaria, me retiré de la escuela porque no quise estudiar más y me dediqué a cultivar”, nos contaba en su casa, dónde ha vivido más de 30 años produciendo papa, cebolla y frijol. En él había un amor por el campo. “Gracias al campo he tenido mi casita y mi hija mayor ha terminado la universidad”, y a pesar del arduo trabajo sueña que sus hijas no renuncien a estas tierras.
Después de hablar con Don Rodrigo partimos hacia Soracá para conocer a nuestro segundo personaje del día, Florentino Medina. Cómo muchos agricultores en Colombia su finca no se encuentra cerca de las vías principales, un problema al transportar los productos que los convierte en dependientes de intermediarios que no pagan precios justos (antes de trabajar con Acceso Colombia), y para llegar, tuvimos que tomar largas rutas sin pavimentar por las veredas de la zona. Al llegar a Caseteja, el nombre de la finca, el escenario se hizo surreal, ya que Don Florentino, quién ha vivido toda su vida en el campo, continuaba trabajando con su mula de lado a lado para fertilizar los cultivos mientras que la bruma lo cubría. Cuando terminó el trabajo y pudimos hablar con él, Florentino y Nelly, su esposa, nos hablaron de su día a día: “Se levanta uno, ora un poquito y arranca a trabajar con los animales. Ordeñarlos, sacarles pasto. Ya después arrancamos con la agricultura dependiendo lo que haya que hacer en el día”. En su finca, ellos viven con mucha tranquilidad ya que están rodeados de naturaleza y aire puro, pero reconocen que el fuerte trabajo no es bien pago, “hay un sacrificio de los campesinos para producir. La gente en la ciudad debe ser consciente de los precios justos tanto para el consumidor como para el productor”. Por esa razón, y a pesar del cariño que tiene a su tierra, Don Florentino desea una vida más estable para sus hijos, quienes están estudiando en la universidad.
Las historias de Florentino y Rodrigo tenían mucha similitud. Reflejaban un cariño al campo a pesar del arduo trabajo e igualmente mostraban un deseo por dar un mejor futuro a sus hijos, quienes estudiando en la universidad reflejan un progreso en la movilidad social de sus familias. Pero el campo tiene una diversidad de perfiles que resaltan esa parte nuestra como colombianos. En la segunda parte del día visitamos a Jesús, un joven con estudios universitarios que siente una deuda con el campo y ha decidido regresar a rescatarlo. Para Jesús, la papa es parte de las raíces de Boyacá y considera que los jóvenes tienen una responsabilidad en darle vida nuevamente a la cultura papera. Igualmente, hablamos con Clara Moreno, una mujer emprendedora, a quién su pasado familiar y la pasión por las tradiciones de los campesinos la animaron a liderar el trabajo rural en Arcabuco.
Regresar nuevamente a casa, luego de haber conocido la diversidad de nuestro campo colombiano, trajo conmigo una reconexión con la tierra de mis abuelos y también un mayor aprecio al trabajo que hacen diariamente nuestros campesinos. Es increíble como los productos que damos por básicos en la ciudad tienen tanto esfuerzo por detrás que no reconocemos. Cuando vayan al supermercado, hagan el ejercicio de revisar la etiqueta para conocer de dónde proviene el producto que están comprando o pregunten su origen. Como consumidores, somos partícipes de crear cadenas de valor justas, que permitan que historias de movilidad social como las de Don Florentino y Don Rodrigo se hagan posible en las zonas rurales de Colombia, y que se mantengan las tradiciones campesinas que Jesús y Clara defienden.
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