*Foto: archivo particular Uniandes.
Jorge llegó de su natal Santa Cruz de Mompox, Bolívar, a Bogotá buscando mejores oportunidades. La ciudad fría lo recibió, le abrió las puertas y casi sin darse cuenta ha pasado aquí más de 25 años.
De este más de medio siglo en la capital, la mayoría, en total 23 años, los ha vivido en la Universidad de los Andes que, sin lugar a dudas, se ha convertido en su segundo hogar.
Recuerda que llegó como mensajero para el Departamento de Ingeniería Mecánica, sin embargo, como eso de estar en una oficina no le gustaba tanto y cuando bajaba a los laboratorios de la Facultad algo del lugar lo cautivaba busco la oportunidad para trabajar allí.
Entonces, la oportunidad se dio y el profesor Carlos Francisco Rodríguez, quien para ese entonces era director del Departamento, confió en él y lo animó para que trabajara en el área de utillaje.
Con el tiempo pasó al área de máquinas y herramientas y luego, gracias a sus ganas de seguir aprendiendo y al apoyo de la universidad, se pudo graduar como técnico de soldadura del SENA, área que hoy lidera en el Laboratorio de Manufactura del Departamento de Ingeniería Mecánica.
Durante estas más de dos décadas en este laboratorio, 'George', como lo llaman sus compañeros, ha apoyado la fabricación de infinidad de máquinas claves en el desarrollo de grandes proyectos.
Recuerda mucho un proyecto de vehículos de tracción humana, liderado por el profesor Luis Mario Mateus, con el que concursaron y ganaron y con el que lograron desmitificar que la soldadura de aluminio era casi imposible de alcanzar.
En cabeza del mismo profesor también destaca el desarrollo de dispositivos terapéuticos para niños diagnosticados con parálisis cerebral, que les permite a los pacientes adquirir una posición bípeda (de pie) de forma ergonómica y segura, lo que mejora los resultados de su terapia. De estos, nos cuenta 'George', se han fabricado muchísimos que son donados a diferentes fundaciones y que puede contar, con mucho orgullo, les cambia la vida a estos pequeños.
Pero proyectos por contar tiene miles de los que se siente muy afortunado de haber participado y aportado todo su conocimiento.
“En el Laboratorio de Manufactura se trabaja en equipo. Cada máquina que fabricamos y ensamblamos y cada proyecto que desarrollamos cuenta con la participación de todos, de los técnicos, los profesores y los estudiantes. Cada uno valora, respeta y cree en el trabajo del otro, esa es la clave para todo sea posible”, sostiene Jorge.
En estos 23 años, y paralelo a su trabajo, 'George' formó una familia. Tiene dos hijos, uno de 21 años y otro de siete, el mayor está en quinto semestre de Ingeniería Ambiental aquí en la universidad; es su gran orgullo y una enorme fortuna que la ha brindado este su segundo hogar.
Ahora, espera seguir trabajando con el cariño y la pasión que ha podido entregar en estos años y que su hijo menor pueda, ojalá, ser otro ingeniero uniandino.