*Foto: archivo particular
Cuando pensó qué estudiar, su primera opción fue Medicina. Sin embargo, algo la hizo dudar: su interés no estaba en diagnosticar enfermedades. Ella quería ir más allá, le cautivaba entender los retos científicos y tecnológicos implicados en encontrar soluciones de tratamiento para esas afecciones.
Así llegó a la carrera de Ingeniería Biomédica en la Universidad de los Andes, que le mostró la posibilidad de trabajar dentro del sistema de salud, pero desde otra perspectiva y donde la innovación se ha convertido en su pasión. Esta es la historia de Daniela Céspedes, la actual especialista en proyectos de transformación exponencial en Boston Scientific, la empresa líder mundial en soluciones y dispositivos médicos.
Cuando se le pregunta qué identifica a un ingeniero biomédico, no duda en contestar que son muy curiosos y siempre están buscando el porqué de las cosas. “Creo que eso es algo común en todos los ingenieros. Creo que venimos con ese chip desde niños”, señala.
A ella, en particular, le generaban mucha curiosidad los equipos y exámenes médicos, TAC y resonancias, que le hacían de niña, para descartar problemas de gigantismo. “Empecé a sentirme cercana de todos estos procedimientos, ponía mucha atención a todo lo que decían y hacía un montón de preguntas. No entendía muchos conceptos, pero igual me cautivaba todo lo que escuchaba. Creo que ahí nació mi amor por el mundo de la medicina”, sostuvo.
Ya durante el pregrado, Daniela descubrió muy temprano su interés por el design thinking o pensamiento de diseño, como también se lo conoce. Esta disciplina busca potenciar la creatividad de los equipos de trabajo, y esto es a lo que se dedicada hoy nuestra ingeniera en Boston Scientific. Pero, y pese a tenerlo tan claro desde el principio, Daniela tenía una dualidad pues no podía dejar de lado su encanto por la investigación en biotecnología.
Así que, durante toda su carrera, incluyendo su maestría en Ingeniería Biomédica, que también hizo en Los Andes, y de la que se graduó como Cum Laude, Daniela buscó cómo combinar estos dos intereses para lograr encontrar soluciones de vanguardia entendiendo las necesidades para quienes se desarrollan.
“Durante el proceso entendí que quería generar impacto rápido y más si era de manera local. Ahí me di cuenta de que me encantaba la parte del biodiseño, porque era la respuesta al por qué había entrado a estudiar esto. Era entender bien una necesidad, empatizar con quien la sufre, conocer el mapa de actores que interactúa con esa necesidad y de esta manera proponer soluciones reales y escalables alrededor de esto”, aseveró.
Una vez se graduó de la maestría, Daniela tenía que elegir entre continuar con su doctorado y su carrera investigativa o lanzarse al mundo de la innovación dentro del mundo empresarial.
Gracias a la mentoría de su profesor David Bigio, director del departamento de Ingeniería Biomédica, Daniela decidió que quería conocer de primera mano cómo podría aportar desde la industria. Así llegó a Boston Scientific donde hace parte del área de innovación que mapea las necesidades y los retos reales que tiene el ecosistema de salud en temas de educación, acceso, optimización de los procesos, financiamiento y disrupción y que ha permitido que la multinacional logre unir tecnologías innovadoras con aplicaciones prácticas en el sistema de salud, lo que al final permite entregar soluciones médicas que mejoran y transforman la vida de los pacientes.
De esta manera, Daniela, junto a sus demás compañeros de equipo, están trabajando para que Colombia se convierta en el hub de innovación y democratización de la tecnología dentro de la multinacional, lo que permitirá continuar abriendo puertas para que más ingenieros biomédicos enamorados del biodiseño y la investigación, como ella, logren aportar sus conocimientos para continuar impactando al sector salud, por medio de soluciones que mejoren resultados, reduzcan los costos y aumenten la eficiencia de los tratamientos , entre otra posibilidades.
Y cómo esta es su gran pasión, Daniela es actualmente la cara visible del proyecto que lleva a cabo Boston Scientific con la Universidad de los Andes y que ha permitido que un grupo de al menos 20 estudiantes de ingeniería biomédica, por medio de su semillero de innovación, trabajen en la investigación y desarrollo de productos para la multinacional.
“Los resultados obtenidos han generado grandes impactos a nivel local y global porque hemos podido mostrar alcances y logros similares o superiores a otras universidades top del mundo. Demostramos que podemos ser este hub de innovación y generar esa conexión entre la academia y la industria. Con este proyecto, hemos generado conocimiento de más de 10 disclosure, de los cuales cinco están en proceso de patente”, añadió.
Y ahí donde la ven, Daniela tiene apenas 25 años, así que cuando se le pregunta por el futuro, por su cabeza aún hay un mundo por conquistar. Se ve en temas de consultoría y liderando por supuesto áreas de innovación en un sistema de salud que deberá ser más preventivo y personalizado que el que actualmente existe y en el que la biomédica será el mejor mundo entre la ingeniería y la medicina.